Cuencos tibetanos

¿Para qué sirven los cuencos tibetanos?

 

Desde hace siglos, los lamas y magos del Tíbet fabrican y utilizan unos cuencos metálicos especiales para inducir estados mentales de profundo bienestar, relajación y meditación, así como para tratar determinadas dolencias del cuerpo y de la mente. Su sonido nos penetra y nos eleva, transforma nuestro estado de ánimo en pocos minutos, haciéndonos sentir mejor, en un estado de paz interior que nos trae al quí y al ahora.

Consiste en una terapia de sonido considerada pseudoterapia, la sonoterapia postula el uso de sonidos como tratamiento. Se utilizan cuencos tibetanos o de cuarzo y diapasones afinados a determinadas frecuencias. También se utiliza la voz y el canto de armónicos.

Cuando los cuencos se tocan cerca del cuerpo, las vibraciones sonoras se transmiten a nuestra sangre y órganos, de modo que pueden utilizarse como instrumento de sanación. La terapia de sonido aplicada con cuencos tibetanos tiene un efecto curativo y relajante que, según la musicoterapia, aporta una sensación de unidad cuerpo-mente-espíritu, proporcionando bienestar, equilibrio energético y una gran paz interior, ya que emitimos ondas de alta frecuencia que, aplicadas correctamente sobre el campo energético del paciente, hacen que éste recupere su vibración natural.

El origen de los cuencos tibetanos

 

Los cuencos tibetanos llegaron a occidente en la década de los 60 y 70 del siglo XX. Por esa época los occidentales comenzaron a viajar al Tíbet buscando formas de vida alternativas.

El bronce tuvo su mayor desarrollo en la antigua China, donde se han encontrado objetos hacia 4.500 a.c. A pesar de construirse ya campanas 2.000 años a.c., el auge del conocimiento del Bronce se experimenta a partir del primer milenio a.c. en China.

Parece lógico suponer que los Cuencos llegaran a Tíbet gracias al comercio y «La ruta de la Seda» 100 años a.c., pero es muy difícil indagar en la historia de un país que desde hace más de medio siglo vive la ocupación China, cuya única preocupación es acabar totalmente y cuanto antes con todo lo que pueda pertenecer a la cultura tibetana. El genocidio cultural del Tíbet, como dice el Dalai Lama, también alcanzó a sus cuencos tibetanos.